Tapetes de ganchillo hechos a mano, rescatados del baúl de los recuerdos, dándole una nueva vida fuera del cajón olvidado, montados en batidores de tejer de madera.
Del bastidor caen los lazos de rafia, raso, puntilla… que se mueven cada uno a su son. Decorados con porcelana fría y/o flores de papel realizadas a mano, un último detalle para lograr esa alma olvidada.
10 diciembre, 2018